lunes, 4 de noviembre de 2013

[69] Imágenes inocentes

"Este aparatito graba donde quiera que vaya, automáticamente. Mis ojos son libres de mirar a su antojo, es justo lo que necesitaba: un libro de notas visual. Lentamente, me acostumbro a no controlar la situación. Intento dejar caminar mis pies y vagar mis ojos. La máquina graba sola. La soledad es necesaria para lo que hago. ¿Quién estaría dispuesto a dejarse llevar y penetrar en la vida de la ciudad si no está solo? Cuando se graba, el tiempo es tan preciso, que intentamos controlarlo todo, en el momento en que la cámara está presente. Lo que ocurre antes o después no importa. Este tiempo es una experiencia completamente nueva. No hay sobresaltos. Todo cuenta de la misma manera. Yo no selecciono. ¡Qué libertad! Mi casa me impide estar con la ciudad. Crea una protección que ya no quiero más. Siento mi corazón latir, literalmente, de placer. Mi visión se para sobre la ciudad, mis ojos pueden tocarla, como si fueran manos. Lo que veo y lo que soy se hace uno."

"-Las imágenes ya no son lo que eran. Ya no se puede confiar en ellas. Antes, las imágenes contaban historias y mostraban cosas. Ahora, sólo pretenden vender historias y cosas. Cambiarán delante de nuestros ojos. ¡Ya nadie sabe mostrar las cosas! Simplemente se han olvidado. Las imágenes nos están vendiendo el mundo, ¡y hay grandes rebajas! Cuando vine a Lisboa para hacer esta película, pensé que podría evitar eso. Quería filmar en blanco y negro, con una máquina manual...recorriendo las calles solo, un hombre con su cámara, y ¡viva Vertov!, fingiendo que la historia del cine no existió, y que podría empezar de cero cien años más tarde. Pero no funcionó. Durante algún tiempo, pareció funcionar, pero después se desmoronó todo. La mayor parte del tiempo vi a Lisboa de verdad, en frente de mis ojos. Pero apuntar con una cámara es como apuntar un arma. Y cada vez que apuntaba me sentía como si la vida se escondiese detrás de las cosas. Y yo filmaba y filmaba, pero a cada vuelta de manivela, la ciudad se desvanecía, se alejaba cada vez más. ¡Nada! Empezaba a volverse insostenible. Pero hay una manera, y estoy trabajando en ella. Una imagen que no se ha visto, no puede vender nada. Es pura, y por tanto, verdadera y bella. En una palabra: inocente. Mientras ningún ojo la contamine, permanece en unísono con el mundo. Si no fuera vista, la imagen y el objeto que representa, permanecen juntos. Sí, es justo cuando miramos la imagen, que el objeto que contiene, muere.Ésta es mi biblioteca de imágenes nunca vistas. Todas estas imágenes fueron tomadas sin la intervención del ojo humano. Nadie las vio cuando se grabaron, y nadie las ha visto después. Las grabé todas ¡desde mi espalda! Estas imágenes muestran la ciudad tal como es, y no como yo desearía que fuese. En su primer dulce sueño de inocencia, dispuestas a ser vistas por alguna generación futura, con ojos diferentes a los nuestros. Las imágenes son basura. Nosotros las transformamos en eso. 

- Esas imágenes te han vuelto loco, y ahora estás en un callejón sin salida con la cara contra la pared. ¡Da la vuelta y confía en tus ojos de nuevo! Y no están en tu espalda. Confía en tu vieja cámara. Todavía puede producir imágenes. ¿Para qué pierdes el tiempo produciendo imágenes descartables, si puedes hacer imágenes indispensables? Con tu sensibilidad, en el celuloide mágico. Las películas pueden cumplir la función para la que fueron inventadas hace 100 años. Pueden continuar siendo películas. Tu amigo "Nadie", el señor Pessoa, escribió algo que me conmovió: "A plena luz del día, hasta los sonidos relucen." Estás ahí sentado en ese coche como el loco de la colina. Vamos, mueve el culo y acaba tu película con una ayudita de tus amigos"

















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